domingo, 10 de noviembre de 2013

Falsificaciones ¿Qué perjuicios ocasionan a la verdadera imagen de marca?

Reportaje España Directo - Falsificaciones: http://www.youtube.com/watch?v=h06gH4Mj-OY

Si caminamos por zonas concurridas o por sitios de playa, raro es que no nos encontremos puestecillos ambulantes con distintas imitaciones de una gran variedad de productos.


Las imitaciones, y más ahora en los tiempos de crisis se han puesto de moda. Infinitud de puestos en mercadillos ofertan copias exactas del producto real; bolsos, perfumes, camisetas… La gente los adquiere a un módico precio y presume de llevar su marca favorita, sea real o no, el caso es que solo ellos lo saben. Sin embargo, la falsificación en nuestros días ha llegado hasta tal punto de venderse a precios iguales o mínimamente inferiores a los reales, y eso si que es un problema.

¿Cómo afectan estas ventas a la imagen de marca?

Al igual que una mala campaña publicitaria, adquirir productos falsificados aparentemente verdaderos, repercute en una bajada del nivel de calidad percibido por los clientes.

Si la gente adquiere imitaciones sin saber que realmente lo son, asociará la mala calidad directamente a la marca, lo que en un futuro no muy lejano ocasionara que las ventas de dicha empresa bajen. Además, no solo son las ventas, sino su posicionamiento en el mercado y sobre todo su prestigio. ¿Venderías tú tu nombre a cualquiera?

La anterior pregunta es un caso similar al que presento; si alguien intentara suplantar mi identidad, haciéndose pasar por mí, todos sus actos tendrían consecuencias, pero no sobre él, sino sobre la persona a la que suplanta.

La imagen de marca, su prestigio, su calidad o sus cualidades particulares son atributos que las grandes empresas han tardado muchos años en diferenciar. Si alguien se los roba, es decir, los falsifica, está destruyendo todo lo que había conseguido, además de numerosos puestos de trabajo. Los productos falsificados carecen de garantía, si tienes algún problema no tienes donde reclamar, no tienen ningún control.


Ahora la expresión “Lo barato sale caro” tiene más sentido que nunca.

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